1. Brisa ardiente, parte I
Estaban Fred y Vilma en la nueva Máquina del misterio, aparcada junto al edificio del Daily Times, periódico local, aguardando la salida de Daphne por la gran puerta, diciendo “¡Tengo el empleo!”, pero no fue así.
Traje rosado, falda unos centímetros más arriba de las rodillas, voluminoso cabello pelirrojo y una pañoleta color verde que cubría su cuello, sin olvidar sus tacones morados que combinaban con el resto de su vestimenta. Sin dudas era ella, pero no se la veía con una sonrisa en el rostro.
- ¿Qué ocurrió, Daph? - preguntó Fred.
- ¿No te aceptaron? ¿Pero cómo es po…? - dijo Vilma, voviéndose furiosa.
- ¡Oigan! ¡Tranquilos! - por fín habló, mientras subía al asiento trasero del auto, la nueva “Máquina”.
- Me matas de la curiosidad.
- Freddie… lo que me dijeron es que… ¡¡sí conseguí el trabajo!! - cambió su expresión por completo, irradiando felicidad.
Los chicos gritaban de la alegría, y giraban desde los asientos delanteros para abrazarla y besarla, sacudirle el pelo y todo tipo de festejos.
- Tenemos a la mejor periodista de toda Coolsville en nuestro coche, ¿qué les parece? - comentó Vilma, quien vestía sus usuales sweater anaranjado, falda colorada, y medias y zapatos que combinasen.
- ¡Ay, Vilma! - se sonrojó la recientemente graduada de la carrera de periodismo en la universidad - Ni siquiera tuve mi primer día.
Los halagos y celebraciones continuaron mientras Freddie conducía lentamente hacia el departamento donde el trío residía. De pronto, un muchacho de la edad de ellos, salió corriendo desde la puerta abierta de su casa, donde se hallaba una señora dando recortes a sus plantines, y se paró al frente del vehículo. Fred debió frenar de inmediato. Hubo silencio.
- ¡Diamante! ¡Llamas! ¡Pica! ¡Corazón! ¡Trébol! ¡Muerte! - gritó el muchacho con nerviosismo, apoyando sus manos en la ventanilla, mirando al trío con los ojos bien abiertos y desorbitados, y se fue corriendo.
No entendieron de qué se trataba. ¿Que no estaba en su sano juicio? Eso era la opción más probable.
Retomando el camino hacia el apartamento, Daphne deseó observar el lugar en el cual trabajaría de ahora en adelante.
- ¡Fred, espera! ¡Fuego! - gritó alarmada, señalando el edificio - ¡Se está incendiando una de las oficinas!
- ¡Chispas!
- Veremos de qué se trata - dijo Fred, acomodándose su pañoleta color naranja y dando reversa al carro a una gran velocidad.
Los bomberos arribaron inmediatamente. Los chicos subieron por la parte trasera, zona sin vigilancia. Cuando llegaron a la oficina, llena de cenizas por los papeles y el ordenador derretido, se encontraron con el oficial Delgado, quien se encargaba de arrestar a los malechores enmascarados que la pandilla de Misterio a la orden atrapaba. Había entablado una buena relación con ellos.
- ¿Qué es lo que pasó, Jim? - preguntó Fred, en un tono de confianza y con preocupación.
- Al parecer, alguien quiso sabotear las investigaciones de Laura Swang y, de hecho, se salió con la suya.
- ¡Cielos! - exclamó en un grito Daphne - ¿Cómo está ella? Fue tan amable conmigo hace instantes…
- Físicamente, bien, pero no quiere hablar de momento. Incluso, ya debe encontrarse en su casa. Se la veía un tanto triste, más que preocupada o asustada.
Con un misterio entre manos, la pandilla se dirigió hacia donde la mujer, que ya había intercambiado información personal con la periodista pelirroja. Los hizo pasar a su casa, bonita y delicadamente decorada, les ofreció café, y habló. Tal vez sintió más confianza que con la policía.
- Yo estaba escribiendo un artículo…
- ¿Sobre qué? - interrumpió Vilma, curiosa.
- Eso no importa… Me hallaba escribiendo un artículo cuando sentí una brisa helada (y no se trató de un escalofrío, porque los papeles se movieron), y de pronto las llamas comenzaron a crecer. El lugar ardía y no sabía por qué. Por fortuna, logré escapar a tiempo, sin poder ver cómo inició el siniestro, y ya saben cómo continúa…
- Hmm… brisa helada…
- ¿Un fantasma, insinúas Vilma?
- Tal vez Fred, pero sabemos que no existe tal cosa.
- Es un hecho que alguien está detrás de todo esto, - acotó Daphne- alguien perverso, y vamos a averiguarlo.
Continuará...
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